De obra que incrementaría el prestigio municipal a palanca para ganar una elección. El Lienzo Charro, construido en el extremo sur del municipio de Atlacomulco, tiene todos los ingredientes para ser considerado como un inmueble emblemático, pero no por razones que generan orgullo.

 

Muchos seguimos preguntándonos qué ocurrió en ese lugar y que está sucediendo al día de hoy, cuando parece que la obra que le dio la puntilla al priismo reinante pasó al olvido de las nuevas autoridades, pese a que fue un emblema durante su campaña.

 

A estas alturas del 2020, ¿qué sabemos del inmueble? ¿Qué nos resta por conocer?

 

 

A la búsqueda de recursos

 

Es el año 2016 y en un documento denominado “Cartera de Proyectos”, puede encontrarse un concentrado de 747 peticiones que realizan distintos municipios mexiquenses para que, con dinero de la federación, se realicen diversas obras orientadas a rubros como el deporte, desarrollo municipal, infraestructura o turismo, entre otras.

 

En ese documento, justo en la petición número 10 se encuentra la solicitud que hizo el ayuntamiento de ese momento, para construir un Lienzo Charro, labor que se designó con un nivel de priorización “Muy Alto”.

 

El costo total del inmueble se establecía en 39 millones 616 mil 085 pesos y 19 centavos. Algo caro, si tomamos en cuenta otros proyectos.

 

Ya Atlacomulco tenía un lienzo charro, por supuesto. El “Nicolás González Fabela”, inaugurado en 1957 y totalmente rebasado ya en ese año, cuando las quejas vecinales por obstrucción de calles para carga y descarga de animales y equipo eran una constante.

 

Todo parecía estar a favor del proyecto. Enrique Peña Nieto, originario de Atlacomulco, era presidente de la república. Anna María Chimal Velasco, la alcaldesa, tenía una relación de especial cercanía con él. Ambos, en ese momento, tenían más qué ganar en ello que las posibles pérdidas.

 

Ninguno de ellos se imaginaba lo que este proyecto, al parecer inocuo, significaría para la carrera de ambos. 

 

En sólo 6 segundos, al caño

 

Si bien existía un sector de la sociedad que estaba molesto por la construcción de lo que se denominaría como Lienzo Charro “Gregorio Mercado Flores”, el malestar ni era mucho ni era extenso. Era, en resumen, otro más de esos asuntos que a la ciudadanía no le llama la atención en mayor medida, tanto que su inauguración, el 5 de febrero de 2017, pasó sin mucho ruido.

 

Entonces llegó el 5 de abril de 2018.

 

La versión oficial dice que la techumbre sobre el Lienzo Charro presentó fallas cuando una grúa jaló la estructura. En puerta estaba la realización de un torneo charro que convocaría a visitantes de otros municipios y estados. Sólo faltaban horas. Así, se supone que todos estaban conscientes del riesgo que eso implicaba para la gente y, por lo mismo, era necesario cancelar el evento y derribar el domo.

 

También, siempre según la versión oficial, el derribo de la techumbre fue un hecho controlado. Acordonada la zona y con todo planeado, no existía riesgo en el que alguien sufriera un accidente.

 

Desafortunadamente, alguien tuvo la muy mala decisión de grabar el hecho sin brindar el contexto. Fueron sólo 6 segundos de grabación que una persona, sin duda en ese momento trabajador dentro del ayuntamiento, dio a conocer entre sus conocidos.

 

Sabemos lo que ocurre cuando esto sucede. El video se fue replicando y replicando, hasta que todo perdió la dimensión. Si se había grabado como simple testimonio del hecho, pronto se convirtió en prueba de una presunta inoperancia gubernamental. Si el PRI perdió Atlacomulco, un gran porcentaje se debió a ese video.

 

En sólo 6 segundos les cambió la vida.

 

Pero si con ello la vida del PRI se acortó, a sus adversarios políticos les dio oxígeno.

 

Esos tiempos en que se gritaba

 

En muchos sentidos, lo que ocurrió el 1 de julio de 2018 fue histórico.

 

Sin duda, lo que ocupa todos los reflectores es la victoria de Morena-PT en Atlacomulco, partidos que, si bien ya contaban con muchísima inercia a favor en la opinión pública, recibieron un apoyo mucho mayor con la caída de la techumbre del Lienzo Charro.

 

Algo que sí debe quedar claro, es que desde el día en que se inauguró ese inmueble y hasta hoy, sigue funcionando con total normalidad. Es decir, es funcional en cuanto a instalaciones: ruedo, manga, cajones, baños, gradas y estacionamiento. Sólo la techumbre fue lo que causó el conflicto.

 

Prueba de ello es que el entonces candidato, y posterior alcalde, Roberto Téllez Monroy enfocó casi toda su campaña en enfatizar lo que, desde su punto de vista, era un hecho indiscutible de corrupción. De hecho, en algunas vinilonas de su campaña se utilizaron imágenes del domo caído. 

 

La oposición triunfó y se convirtió en gobierno.

 

De entonces a acá, son 3 momentos en los que la actual administración se ha referido al inmueble del Lienzo Charro.

 

El primero que podemos situar en el tiempo, se dio durante el arranque de campaña que la coalición Morena-PT-PES tuvo en San Lorenzo Tlacotepec, justo el 29 de mayo de 2018. En ese evento, con mucho de los más significativos, se aseguró que las auditorías a obras como el Lienzo Charro, el biodigestor y el nuevo rastro municipal eran cosa segura, mismas en las que, de encontrarse irregularidades, los responsables serían castigados.

 

Saltemos en el tiempo. El segundo momento que nos interesa es aquel que se vivió durante la conferencia de prensa a la que convocaron las autoridades electas en la ciudad de Toluca, el 10 de julio de 2018. En ella, al hablar sobre el tema, se dijo lo siguiente: 

 

“En San Felipe Pueblo Nuevo, no cuentan con agua ni drenaje, y la administración pública municipal actual se atrevió a hacer un lienzo charro de 15 millones de pesos que se les terminó cayendo.  Exigiremos una auditoria de esos 15 millones de pesos, con los cuales, además, se hubiera abatido el problema del agua potable y del drenaje.”

 

Al parecer, la convicción de hablar sobre el tema, seguía intacta.

 

Luego vino el evento donde se cumplieron 100 días de gobierno. En resumen, el primer informe a la ciudadanía.  En él se afirmó, ya como cosa probada, que habían sido encontradas irregularidades en el Lienzo Charro o Centro Hípico, nuevo rastro municipal y, como complemento, que en la nómina del Ayuntamiento de Atlacomulco se encontraban cobrando 100 “aviadores”.

 

Todo esto es fundamental para entender lo que se desarrollará en los 2 últimos capítulos de este texto.

 

El ayuntamiento pasado, en voz de 2 personas

 

Si hemos citado las palabras de quienes tenían dudas sobre lo que ocurrió con el Lienzo Charro, justo es que también se dé a conocer lo expuesto por dos personas que estuvieron sumamente ligadas a lo ocurrido con el inmueble.

 

El primero de ellos es el Arq. Jorge Posadas Velázquez, director de Obras Públicas de Atlacomulco durante el gobierno municipal 2016-2018. Se retoman las palabras que pronunció durante el video público en el cual dio a conocer cómo se había dado el suceso en la techumbre.

 

En él, dice:

 

“A raíz del incidente que se ocasionó en la cubierta del Lienzo Charro el día de ayer, es preciso dar una explicación sobre lo ocurrido. 

 

El día de ayer, alrededor de las 7 de la noche, se llevó a cabo una maniobra en el lienzo del retiro de una grúa que estaba suspendiendo la estructura cónica. Esta maniobra se llevaría a cabo en dos etapas.

 

La primera fue la liberación de la estructura como tal, sin que tuviéramos alguna afectación y sin que la estructura presentara alguna condición anómala de deflexión o torcimiento.

 

La segunda etapa de este proceso, era la liberación de la grúa de la estructura. La grúa, como tal, se tenía que retirar. En este proceso, una de las extensiones enganchó la estructura, haciendo que esta se bajara cerca de 80 centímetros. 

 

Este movimiento ocasionó el daño en cada una de las armaduras que se tienen.”

 

El segundo testimonio es el de la ex presidenta municipal, Anna María Chimal Velasco, quien al interior de la edición 640 de d´interés, publicada el 8 de febrero de 2019, aseguró:

 

“De igual forma, en el caso de la techumbre del lienzo charro, que (el presidente Roberto Téllez) dijo que era producto de la corrupción, nuevamente comento que no hubo ninguna afectación al erario público, porque hasta el momento en que se derrumbó la techumbre no se contaba con recurso, fue una obra financiada, por lo que también en su momento se hizo un comunicado especial para que la empresa (Proyectos y Tecnología en Construcción, S. A de C. V.) comunicara que ella se hacía absolutamente responsable de todo, ya que fue una falla humana por el operador de la grúa, lo que ocasionó el derrumbe.

 

Y aprovecho esta ocasión para comentar que la visión de ese lienzo charro techado no sólo era para que lo ocuparan los charros de Atlacomulco, la visión era que se contara con un foro donde se hicieran eventos grandes y pudieran representar un ingreso para el ayuntamiento, ya que tendría capacidad para siete mil personas. 

 

Insisto, el presidente municipal actual puede acudir a las instancias correspondientes y hacer lo que crea conveniente, porque es muy fácil decir que fue producto de la corrupción, lo difícil será para él poder comprobarlo, porque las redes sociales solo juzgan equivocadamente en la mayoría de las veces, pero no sancionan, y si yo hice algo incorrecto hay instancias para sancionarlo”.

 

Conociendo lo anterior, sólo queda por saber qué ocurrió en realidad en ese sitio, cuánto de ello es censurable y cómo se piensa proceder.

La respuesta, por supuesto que sorprendió.

 

El Silencio

 

Después de todo lo que se ha expuesto, a los involucrados, a los acusadores y a la ciudadanía nos interesa saber qué ocurrió en verdad con el Lienzo Charro, cuánto de verdad hay que en el lugar se llevó a cabo un acto de corrupción, y cuánto de este tema se magnificó con fines electorales.

 

Lo lógico es que, pasados 2 años de este hecho, ya existiera alguna definición sobre el mismo. Algo que, aunque fuera en mínima medida, orientara sobre lo que en realidad ocurrió.

 

La sorpresa es que no hay nada…Literal, nada.

 

Ante la solicitud de información generada por d´interés, la respuesta fue el oficio ATL/CM562/08/2019 emitido por la Contraloría Municipal del Ayuntamiento de Atlacomulco, donde se especifica que, sobre el tema, se impone una reserva de la información por 5 años. 

 

¿Por qué, siendo este un tema de principal interés público, se tomó una decisión de esta naturaleza? 

 

Básicamente, se invoca a la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública del Estado de México y Municipios para negar este dato. El entonces contralor municipal, Mtro. José Luis López Merino (recordemos que en la actualidad este cargo lo ostenta el C.P. Pablo Hurtado) firmó el documento que estamos citando. 

 

En él, se asegura que “el daño que puede producirse por la publicación de la información es mayor que el interés público de conocer la información de referencia, siempre que no esté directamente relacionado con procesos o procedimientos administrativos o judiciales que no hayan quedado firmes”. 

 

Esto, a la luz de los hechos, es todo un contrasentido. ¿Acaso no fueron años los que se nos estuvo diciendo que esto era un hecho indigno y que era evidente la corrupción? 

 

Pero eso no es todo. Al invocar el artículo 140 de la citada ley, el ex contralor destaca que para reservar la información se tomaron en cuenta los siguientes criterios:

  • Ponga en riesgo la vida, salud o seguridad de una persona.
  • Obstruya la persecución de un delito.
  • Vulnere la conducción de expedientes judiciales.
  • Se encuentre contenida en investigaciones relacionadas con delitos.

A estas alturas, resulta difícil de imaginar que después de todos los señalamientos, las acusaciones y afirmaciones, dar a conocer la información pueda generarse un daño como el que se enuncia. Aun con ello, el oficio ATL/CM562/08/2019 concluye que:

 

“Se aprueba por mayoría de los integrantes del Comité de Transparencia, la clasificación de la información reservada por cinco años del lienzo charro o centro hípico…”

 

Esto quiere decir que, si bien nos va, hasta el 2024 sabremos qué ocurrió en realidad con el Lienzo Charro, quiénes mentían y quienes sostendrán sus dichos ante todo lo ocurrido.

 

A sabiendas que, cuando llegue el 2024, las administraciones de Anna María Chimal Velasco y Roberto Téllez Monroy sólo serán un lejano recuerdo; lo único que nos queda son dos contrasentidos: ni se ha comprobado que en el lugar existieron irregularidades, ni la empresa responsable de construir la techumbre, Proyectos y Tecnología en Construcción S.A. de C.V., repuso la obra.

 

Dentro del mundo de la abogacía existe una frase: justicia que no es pronta y expedita; no es justicia. Alguien podría grabarla en las piedras del Lienzo Charro “Gregorio Mercado Flores” sin ningún problema.