Desde la segunda mitad de marzo y hasta el día de hoy, en la zona norte estatal hay un tema que nos une a diario y es el del COVID-19. Aún a estas alturas, muchas personas niegan que sea verdad, otras, por su parte, han vivido y viven cumbres de estrés. Hay quienes han perdido su empleo o ingresos; y, peor aún, en los cementerios está el testimonio de quienes han abandonado la existencia por ello.

Sólo hay algo en lo que todos estamos de acuerdo; será la ciencia la única que pueda salvar a la especie humana de estas u otras enfermedades.

Precisamente por ello, exponemos en d´interés la experiencia médica de un profesional que, para la buena fortuna de quienes vivimos cerca, ha tenido casos de coronavirus y hasta ahora, con las reservas de lo que pueda ocurrir en el futuro, presenta buenos resultados.

¿Le interesa? 

Aquí la historia completa.

 

Apuntes médicos de una pandemia

 

La historia, de tanto repetirla, ya la sabemos. Hablamos de un virus nuevo que tomó por sorpresa a la humanidad entera.  Probablemente saltó de alguna especie animal a los humanos. Es la teoría más aceptada, pero no existe una comprobación irrebatible. 

 

Lo que sí es indiscutible, es que todo comenzó en Wuhan, China; y que ocurrió a finales del año pasado. Así fue como nació el coronavirus tipo 2, causante del síndrome respiratorio agudo grave o SARS-CoV-2.

 

Sucedió lo que ha ocurrido en otras ocasiones a lo largo de la historia, los contagios se volvieron una cadena que atravesó mares y continentes. Llegó a América, a México, y ahora los contagios por COVID-19 los tenemos aquí, en casa. 

 

Como no podía ser de otro modo, los contagios comenzaron a subir, por lo que las personas demandaron asistencia médica. Entre las muchas opciones que existen, está la que ofrece el Dr. Yirod Legorreta Rivera, quien se desempeña como Pediatra/Neonatólogo / TINP. 

 

La particularidad con el doctor Legorreta es que ha contado con la oportunidad de atender a enfermos por COVID-19 que, en algún momento, al menos uno de ellos tuvo problemas severos.

 

 

A partir de ello, en entrevista con d´interés, inició la charla diciendo:

 

-El genoma del virus está formado por una sola cadena de ARN, y se clasifica como un virus ARN monocatenario positivo. Su secuencia genética se ha aislado a partir de una muestra obtenida de un paciente afectado por neumonía en la ciudad china de Wuhan.

 

No se conoce el mecanismo exacto de transmisión, pero se cree que puede producirse el contagio de una persona a otra mediante las gotas de saliva expulsadas a través de la tos y el estornudo o al expulsar aire por la nariz. 

 

Ahondando en ello, reveló algunas particularidades de este mal, enunciando:

 

-Se dice desde un inicio que puede provocar enfermedad respiratoria aguda y neumonía grave en humanos. Actualmente, no hay ningún tratamiento específico aprobado oficialmente.

 

Fisiopatológicamente, no es claro el mecanismo de lesión que provoca. En un principio se habló de daño pulmonar con una respuesta inflamatoria severa, misma que causaba la destrucción de la superficie alveolar (parte donde se realiza la respiración e intercambio de oxígeno), por lo que sus consecuencias son que el paciente requiera de soporte con un ventilador artificial. Sin embargo, estudios más recientes hablan de una respuesta inflamatoria severa y descontrolada que ocasiona daño a nivel vascular y, como consecuencia, la formación de microtrombos (coágulos), que ocasionan la falla de múltiples órganos incluyendo el pulmón y, por ende, la muerte de estos pacientes. 

 

Viaje al centro del coronavirus

 

En sí, el virus SARS-CoV-2 es un microscópico paquete genético envuelto por una capa de proteína. Pero, con todo y su tamaño diminuto, es capaz de matar a una persona en el lapso de muy poco tiempo.

 

Al hablar sobre las particularidades que tiene el cuerpo humano y su relación con las enfermedades, el doctor Legorreta explicó.

 

-La Coagulación Intravascular Diseminada (CID) es una particularidad clínica frecuente, que se presenta como fenómeno secundario de diversas enfermedades, entre las cuales se destacan las infecciones graves, las neoplasias (cáncer) y las catástrofes obstétricas. Se caracteriza por una activación difusa y simultánea de los sistemas de coagulación y la fibrinólisis (proceso por el que el cuerpo evita que los coágulos de sangre crezcan y taponen las vías circulatorias). El depósito de pequeños trombos en la circulación conduce finalmente a disfunción orgánica múltiple y en algunos casos a la muerte. 

 

De este modo, siguiendo con el tema, Legorreta Rivera añadió: 

 

-Las manifestaciones clínicas pueden incluir fenómenos trombóticos y hemorrágicos. El tratamiento incluye el control específico de la causa que favorece la aparición de la CID, el soporte con hemoderivados en pacientes con manifestaciones de sangrado y la anticoagulación terapéutica en pacientes con trombosis mayores.

 

Este lenguaje, si bien bastante técnico, nos lleva a la siguiente conclusión por parte del Dr.

 

-Descripciones clínicas recientes destacan la evidencia de activación de la coagulación en los pacientes con neumonía por COVID-19. El aumento de las concentraciones plasmáticas de dímero-D es un hallazgo común y también parece ser un predictor independiente de mortalidad. De este modo, se han reportado casos de trombosis venosa profunda, tromboembolismo pulmonar, isquemia digital, e infartos cerebrales. En una serie de pacientes con COVID-19, cerca de 71,4% de los fallecidos tuvieron problemas de coagulación intravascular diseminada, comparados con 0,6% de los sobrevivientes. Estudios en humanos y animales demostraron que la formación de coágulos en los pulmones es común en problemas respiratorios ocasionados por la alteración del sistema inmunológico.

 

Al solicitarle una explicación más precisa sobre lo que ocurre a nivel inmunológico en el cuerpo de los pacientes con COVID-19, precisó:

 

-El sistema inmunológico, en su afán de tratar de eliminar un agente extraño dentro del cuerpo, puede causar daños colaterales como mecanismo y proceso natural de defensa, y es lo que se documenta como un gran daño para el organismo. Pero al no existir una cura, es la única forma en como nos podemos defender y es necesario darle oportunidad.

 

 Por eso es que existe diferencia con lo que se reporta en otros países, sobre el uso de medicamentos inmunomoduladores y esteroides que disminuyen la respuesta inflamatoria. Yo utilicé un medicamento que ha demostrado regular este proceso, pero sin disminuir el efecto benéfico de la inflación, así como también mejora la circulación dentro de la sangre al evitar la congestión sanguínea (medicamento hemorreológico), es decir, para fines prácticos y entendibles, hace la sangre más ligera y permite tener una adecuada circulación sanguínea; que por consiguiente permite que los demás medicamentos que se administren tengan mayor y mejor efecto.

 

 

La diferencia entre vida y muerte

 

No se va a precisar el día ni la gente. Y más vale, porque en casos de ese tipo, el derecho  a la privacidad está por encima de la verdad periodística. Sólo basta recordar las agresiones al personal médico por parte de ciudadanos con más temor al COVID-19 que sentido común.

 

Así, únicamente expresaremos que al Dr. Yirod Legorreta Rivera le solicitaron apoyo ante un caso de enfermedad por coronavirus en Temascalcingo, mismo en el que, dentro de la terapéutica utilizada, se basó en guías y protocolos científicos divididos en los siguientes rubros.

 

1.- Terapia ortomolecular 

2.- Esquema antibiótico antifúngico y antiviral 

3.- Terapia anticoagulante y hemorreológica 

5.- Terapia con anticuerpos alfa, beta y gama 

 

-Esto me permitió mantener nutridos los órganos el tiempo suficiente para que los pacientes pudieran atacar los virus hasta su curación-, explicó el Dr. Legorreta. 

 

Teniendo esto como inicio, el relato del caso clínico, continuó de la siguiente forma:  

 

-Un paciente masculino, de 41 años de edad, previamente sano; comenzó con un cuadro sintomatológico caracterizado por la presencia de dolor de garganta, fiebre, y ataque al estado general. Al acudir con el médico, le prescribió tratamiento con antibiótico y analgésico, con lo cual, en un inicio, mejoró parcialmente. Sin embargo, 3 días después la sintomatología aumentó, se sentía desganado, con dolor muscular, así como dificultad para respirar. Anteriormente, yo había sido doctor de su familia, por ello acudieron conmigo. Al hacerlo, noté la presencia de cambios de coloración, por lo que coloqué un oximetro de pulso, notando que el paciente estaba con eventos de saturación por oximetría de pulso en un 85%, lo cual no es normal. 

 

Como es lógico, y teniendo en cuenta la pandemia de COVID-19 que vivimos, además de preocuparse por el estado de salud del paciente, el Dr. Legorreta le solicitó informes sobre las condiciones de su familia:

 

-Me refirió que su hijo de 19 años comenzaba con la misma sintomatología, lo cual me alertó, decidiendo canalizarlos al hospital ante la sospecha de Sars Cov-2 y posibilidad de COVID-19. No obstante, los familiares se notaban preocupados y renuentes a acudir a dicho hospital ya que no volverían a ver a su familiar hasta la curación o hasta que presentara un desenlace fatal, por lo que optaron por el medio privado.

 

Pese a las intenciones de la familia por ingresar a una institución privada, de inicio tuvieron un obstáculo insuperable, como lo relató el médico:

 

-Cuando solicitaron que se le admitiera en una clínica particular, se les informó que ninguna clínica cuenta con equipo para el manejo de este tipo de pacientes, por lo que debieron acudir a una institución pública. Más tarde se comunicaron a la Ciudad de México, al Hospital Ángeles del Pedregal, quienes, en un inicio, iban a aceptarlo, sin embargo, pocos minutos después y al estar listos para su traslado en ambulancia, se les informó que no cuentan con espacio físico, por lo que nuevamente me pidieron que les brindara los cuidados que requeriría en una unidad médica especializada, pero ahora en su domicilio, entendiendo los riesgos y complicaciones que esto pudiera conllevar. 

 

Al continuar con el relato, Yirod Legorreta añadió:

 

-Hubo que conseguir el medicamento, equipo de canalización, triples, tanques de oxígeno y se inició el manejo de aislamiento en la habitación de cada uno. Así mismo, se solicitó el servicio de personal de enfermería, contando con un excelente enfermero, el Lic., en Enfermería Víctor Hugo Martínez Benítez (Cédula Profesional 10551464), entrenado y capacitado para cuidados de pacientes con COVID-19. Después, se inició el protocolo de estudios y manejo.  

 

En algún momento de este proceso, fue evidente que el coronavirus había atacado a toda la familia, según relató el Dr. Legorreta, quien continuó:

 

-Gracias a los estudios de laboratorio realizados de forma ambulatoria, pudimos corroborar que se trataba de una forma grave de COVID-19, ya que las pruebas de coagulación se encontraban muy alteradas. Posteriormente, la esposa del paciente, una mujer de 40 años de edad y su hija mayor, de 25 años, también comenzaron con la misma sintomatología por lo cual, ya con estudios de laboratorio previos y sin dudas de que se trata de COVID-19, se inició de forma temprana el tratamiento antes mencionado, mismo que presentó una respuesta adecuada, incluso permitió que los síntomas de la familia fueran menores. 

 

La conclusión de este caso médico tiene pronósticos esperanzadores, a decir del doctor Legorreta, quien aseveró:

 

-El tratamiento, que aún continua, tuvo una duración intensiva de, aproximadamente, 8 días. Actualmente, la familia se está recuperando en casa y completando la cuarentena; en espera de que ésta se cumpla para continuar con estudios de imagen y laboratorios, para así poder valorar las consecuencias y posibles daños que la enfermad causó. Sin embargo, creo que gracias al medicamento hemorreológico, que en ningún país se ha utilizado y no existen reportes, espero que el daño sea mínimo.

 

¿Es la medicina con especialidad en el flujo sanguíneo la respuesta al coronavirus? Al menos en este caso, lo fue.

Por otra parte, en Estados Unidos, China, Francia, Japón y ahora en México, se ha iniciado el uso del remdesivir, un antiviral que ha dado resultados prometedores, lo cual, sumado al uso de anticoagulantes, abre una perspectiva que meses atrás no teníamos.

Es una ventana, pequeña, si ustedes quieren, pero una ventana por donde se puede ver el cielo.